La beatificación de los Reggiardo Tolosa

Leo la nota “Santa sumisión” de Horacio Verbitsky en el Página 12 de hoy a propósito de la beatificación de Ceferino Namuncurá en Chimpay y no puedo evitar relacionarla directamente con la eterna historia de nuestro país.
Encuentro allí apellidos “ilustres” como Roca, Zeballos, Olascoaga, Villegas, Vintter, Prado, Pico y Cerri asociados a los clericales Milanesio, Aneiros y Tornquist. Una vez más iglesia y oligarquía marchan de la mano, los misioneros convertidos en capellanes militares para bañar en agua vendita los mas atroces asesinatos y vejaciones. Cien años mas tarde - lejos de reconocer su complicidad en el genocidio perpetrado a los mapuches, tehuelches y muchos otros - la Iglesia derrama sus aguas benditas sobre ese niño que nacido en la barbarie logró civilizarse y no albergar odio alguno en sus entrañas abrazando la fe cristiana. Con el silencio derrama también las aguas sobre quienes aniquilaron un pueblo, robaron sus posesiones, violaron a sus mujeres y secuestraron a sus hijos.
La espada los aniquila, la cruz los reconcilia y la pluma los justifica. Siguiendo esa línea de pensamiento no es difícil imaginar en unos años la beatificación de esos chicos arrancados del cubil ateo y subversivo en que nacieron para ser “cristianizados” por gente hecha y derecha a la que le estarán por siempre agradecidos.>

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